Germinados en casa

Un jardín comestible en la cocina

Una semilla es, en esencia, un diminuto almacén de vida. Con tan solo un poco de agua, es capaz de expandirse y dar lugar a una nueva planta. El potencial nutricional de las semillas germinadas es espectacular. Son una gran fuente de proteínas vegetales, tienen propiedades antioxidantes y combaten los radicales libres. Por lo tanto, la opción de cultivar germinados en casa es una alternativa fácil y divertida para contribuir a mejorar nuestra salud.

¿Cómo lo hago?

Para crear una despensa de germinados variada hay que empezar por elegir semillas de legumbres, cereales o verduras que sean de cultivo biológico y que no hayan sido tratadas con productos químicos. En el mercado hay germinadores, pero podemos improvisar uno utilizando un recipiente que no sea de metal (un tarro de cristal de boca ancha, por ejemplo, o una bandeja y una campana).

Aquí tienes las instrucciones paso a paso

  • Pon una cucharada de semillas en un tarro de cristal, cúbrelas con agua y déjalas reposar entre 3 y 24 horas para que se hidraten bien.
  • Aclara y escurre bien las semillas y colócalas en el germinador, bien extendidas. Después cubre la bandeja con una campana o el tarro con una gasa para protegerlas de las corrientes de aire y del moho.
  • Es importante mantener una temperatura ambiente entre 20º-21º durante todo el proceso. Coloca el germinador en un lugar oscuro y cúbrelo con un paño como si estuviera bajo tierra. Las semillas deben mantenerse húmedas, pero no sumergidas. Déjalas reposar 24 horas.
  • Lávalo todo bien, a chorro y extiende de nuevo las semillas. Deja reposar en un lugar oscuro y repite este paso durante 2 o 3 días.
  • Cuando las semillas empiecen a germinar, (con un brote de 1 o 2 cm) lava con agua y limpia a fondo los brotes para retirar las semillas que no hayan germinado y las cáscaras de los brotes.
  • Una vez limpios y húmedos, vuelve a cubrirlos con la campana o tapa el tarro de cristal con la gasa.
  • Déjalos expuestos a la luz natural (pero no al sol directo) durante un par de días para que desarrollen la clorofila.

Y luego, ¿qué hago con ellos?

Úsalos para darle un toque especial a tus cremas y gazpachos como por ejemplo en el gazpacho de remolacha. No solo aportarán estética a tu presentación, sino que lo harán un plato más completo y nutritivo.

También son perfectos para las ensaladas

¿Te animas a cultivarlos?